Estudios recientes han demostrado que el turismo es un factor importante en cuanto nos referimos sobre la generación de gases de efecto invernadero. La participación de las actividades vinculadas al sector turístico ha puesto, a lo largo del periodo entre los años 2009 y 2013, la emisión de un total de 4,5 Gigatoneladas (Gt) de CO2 a la atmósfera. Lo cual supone un incremento del 15% en solo 5 años.
La mayor parte de la huella de carbono producida proviene y es producida por países de renta alta, esto quiere decir principalmente España, Francia, Portugal, Marruecos o Grecia, debido a que son unos de los principales destinos turísticos a nivel mundial. Además, el rápido aumento de la demanda turística está superando la descarbonización, reduciendo así las posibilidades que ofrece actualmente la tecnología relacionada con el turismo para mitigar este problema.
De este modo, se hace cada vez más importante prestar atención a la necesidad de apostar por un turismo sostenible y ecológico que minimice la realidad de una actividad económica que nunca fue “una industria sin chimeneas”; precisamente las preferencias mundiales parecen apuntar en esta dirección. Así en un informe publicado por la Escuela Universitaria de Turismo Ostelea, las tendencias globales muestran un aumento transversal del interés del viajero por esta modalidad de turismo, no sólo por una mayor conciencia social, sino también por el hecho de que este tipo de turismo se asocia con una mayor calidad de la experiencia del viajero, por una parte, también con un mayor grado de conexión con la comunidad local.
Por mencionar solo unos datos, el volumen de negocio de turismo ecológico a nivel mundial fue de 412. mil millones de € en 2015, un 10,5% más que en 2014, y su cuota de mercado fue del 25%, tres puntos más que en 2014.
La previsión, tal y como indica el mencionado documento, es que esta modalidad de turismo siga aumentando en los próximos años hasta consolidarse no sólo como una alternativa apetecible al turismo convencional, sino más bien como un requisito indispensable en el marco general de competencia entre los destinos turísticos globales y herramientas fundamentales para luchar contra el cambio climático y el efecto invernadero.